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Cuidados

Frente a un sistema de muerte en el que se imbrican formas diferenciadas de dominación y violencia, las mujeres son quienes mayormente sostienen la vida, pero al mismo tiempo son quienes reciben el mayor peso de la explotación y del despojo, lo que nos obliga a replantearnos la pregunta por el sostenimiento de las personas y de sus entornos.

Los debates sobre cuidados se han ampliado y complejizado en las últimas décadas y esto ha ocurrido fundamentalmente gracias a los aportes de los feminismos, posicionando problemas e interrogantes. Por ejemplo se ha prestado mucha atención a la injusta división sexual del trabajo asalariado y no asalariado en los espacios domésticos, el lugar del cuidado en los regímenes de bienestar y el papel de los Estados para regularlo y asumirlo, asociándolo a mercados de trabajo.

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-Desde distintas realidades se pone de manifiesto que los arreglos para atender a las personas y al entorno no alcanzan y esto nos obliga a replantear las bases sobre las que se organiza el cuidado en un sentido más amplio.

En nuestro trabajo, nos preguntamos por la necesidad de considerar:

-Simultáneamente, la noción misma de cuidados se ha enriquecido al conectarse con elaboraciones generales sobre reproducción y sostenibilidad. Si cuidar tiene que ver con atender a las personas, pero para ello es necesario mirar como esto se entreteje con otros aspectos que atraviesan la vida, como: la alimentación, la vivienda, la salud, el agua, la tierra, el espacio habitado, el acompañamiento y la socialización.

-Las renovadas luchas de mujeres han reaparecido en diversos espacios con enorme energía en América Latina, volviendo a nutrir horizontes de transformación social, contra y a pesar de la crisis que amenaza todas las formas de vida al trenzar el sostenimiento humano y la defensa del entorno y de sus cuerpos. 

De este modo, se posicionan con mayor fuerza interrogantes como:

¿A qué nos referimos

cuando hablamos de cuidados?

 ¿En dónde cuidamos?

¿Qué es lo que cuidamos?

¿De qué formas nos estamos cuidando?

¿Qué lugar ocupa socialmente el mantenimiento de nuestros cuerpos y del medio en que se desenvuelven?

¿Qué implica cuidar en medio en un contexto de precariedad y suma de violencias??

Sostenibilidad, interdependencia y cuidados 

"La sostenibilidad de la vida en el centro” (Carrasco, 2016) apunta a la importancia de las relaciones de interdependencia en el cuidado de las personas y el cuidado del entorno, así como a la importancia y el carácter amplio y diverso de la reproducción (Vega, 2018).

La reproducción se refiere la regeneración material y subjetiva de las personas y comunidades para su bienestar, así como de las condiciones que la hacen viable. Esta incluye el trabajo doméstico, dimensión material en el sostenimiento del espacio en donde se desenvuelve la vida diaria y los cuidados Vega, 2018).

Por su parte, los cuidados abarcan los que se realizan directamente, es decir de cuerpo a cuerpo, que aluden a la restitución subjetiva y emocional, pero también otras actividades que contribuyen de manera importante a generar las condiciones necesarias para que el cuidado directo pueda brindarse (Esquivel, 2012).

Al posicionarnos desde la sostenibilidad, haciendo énfasis en las relaciones de interdependencia, los cuidados no pueden mirarse aislados de la alimentación, la vivienda, la educación, la salud, el agua, la tierra, los espacios y territorios habitados, así como de los afectos, es decir de todas las condiciones que hacen posible el bienestar y la reparación. 

Con esto no se pretende desarrollar una definición acotada, sino más bien entender que los cuidados son formas de relacionarnos con el mundo, que no existe una sola forma de pensarlos y accionarlos, y que los esfuerzos colectivos por sostener la vida de otros modos son muchos y diversos, que pueden variar dependiendo de las formas de ser, las culturas y los contextos.

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Cuidado colectivo

¿Qué pasa cuando lo que llamaos cuidados se da en entornos colectivos?

En esta perspectiva ampliada emerge la cuestión del cuidado colectivo

¿Qué pasa cuando el cuidado es un común y se hace en común?

¿Qué esfuerzos colectivos e individuales se están realizando para sostener la vida?

¿Desde qué estructuras construimos las condiciones para que la continuidad de la vida sea posible?

Sin duda, creemos que analizar la dimensión colectiva nos permite:

Pensar el potencial que ésta tiene para construir formas diversas de politización, de resistencia, creación y reparación para hacer posible el sostenimiento de la vida a través de prácticas, saberes, sentidos, vínculos y gestiones por medio de las cuales se concretan los cuidados, donde estos entrelazan la vida en común al florecer de las redes y la organización.  

Generar prácticas de cuidado desde otro lugar, fuera de la visión patriarcal y capitalista que los privatiza y los asigna como tareas exclusivas e individuales de las mujeres o las familias.

Experiencias de mujeres

Para pensar en alternativas de cuidado colectivo, partimos de las experiencias que ya existen de mujeres sosteniendo la vida, dando cuenta de la densidad política de los haceres de las mujeres, sus genealogías, su capacidad para organizarse, intervenir en sus contextos, construir conocimientos y expresar lo que sienten, lo que piensan y lo que necesitan desde sus certezas.

Pero también nos permite comprender las fragilidades, las trampas y dificultades que rodean la construcción de tramas colectivas para cuidar, con la fuerte presión de la lógica acumulativa del capital y más aún cuando están protagonizadas por mujeres en contextos atravesados por la violencia, la desigualdad, la precariedad, la discriminación y el despojo.

Explorar dicha potencia, pero también las limitaciones que encuentra, se convierte en un problema crucial y en una mirada sobre el modo de conceptualizar y situar los cuidados en el sostenimiento diario de la vida, su politización y colectivización en diversas experiencias, lo que sucede en ellas, qué están generando, qué tienen por decir y compartir, qué elementos comparten, lo que puede ayudarnos a alumbrar el camino.

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Hacía una posible pedagogía de los cuidados 

Dicha potencia de analizar la dimensión colectiva, también puede ser generadora de procesos pedagógicos

En este sentido, se sitúa la importancia de continuar construyendo y fortaleciendo prácticas cotidianas y dignificantes de cuidado desde lo cotidiano y lo próximo, para:

Al provocar cambios en las subjetividades, pues la pedagogía implica siempre la relación, el encuentro y el contacto con las otras  y los otros, entendiendo que las sujetas y sujetos tienen un papel  fundamental  en el tejido de la trama de la vida, desde el conocimiento, la conciencia y el aprendizaje de que el cuidarnos y cuidar pasan por comprender quiénes somos, nuestras vidas, nuestros vínculos con otras personas y con los espacios que habitamos.

Así se generan saberes, se construyen vínculos, sentidos y se posibilita el intercambio de conocimientos, volviéndose una forma de resistir y re-existir colectivamente, en donde se pueda configurar una experiencia de vida distinta. 

¿Qué es lo político, nos preguntamos, sino la definición colectiva de las condiciones y modos en los que queremos desplegar y sostener la vida en condiciones justas y dignas?

Posicionarnos y  reflexionar sobre el sentido político que emerge desde lo común. Convirtiéndo los cuidados en prácticas creativas, transformadoras, de lucha, reivindicación y resistencia, para seguir reencontrándonos, para sanar, para construir, para formarnos y para crear desde otro lugar. 

La afirmación del cuidado como relación y tarea común, la definición de un sentido pedagógico en ejecución y la posibilidad de realizarlo y recibirlo en compañía nos ha hecho ver que necesitamos construir, entretejer y sistematizar otras cosas desde la pedagogía y que la construcción de este otro enfoque en nuestro quehacer pedagógico tiene que ser en colectivo.

¿Cuál es la pertinencia y los aportes de pensar los cuidados en los procesos y espacios pedagógicos?

¿Cómo generar procesos y espacios pedagógicos que realmente den elementos que sustenten a las sujetas y sujetos con prácticas vinculadas al cuidado en el sostenimiento de la vida y las relaciones de interdependencia?

¿Cómo no perder esos contenidos políticos de los procesos que han sostenido la vida en la transmisión de sus saberes y haceres?

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-Como una forma de responder críticamente a las profundas crisis que atraviesa la reproducción de la vida, a la razón instrumental de la pedagogía, al capitalismo, al patriarcado y para romper con la visión colonial de los procesos de enseñanza y aprendizaje. 

-Con acciones que pongan al centro las vidas y nos comprometan con su cuidado.

Por ello, nos parece cada vez más necesario ir encarnando o dándole contenido a una posible pedagogía de los cuidados.

-Que construya otros contenidos de lo político y lo pedagógico.

-Para situar las relaciones de interdependencia y el cuidado como un común y como quehaceres pedagógicos y políticos cada vez más encarnados en la vida misma, su materialidad y en todas aquellas prácticas que nos sostienen.

-Para situar problemáticas para su discusión, intervención y resolución colectiva.

De esta forma, la propuesta de la pedagogía de los cuidados, se ofrece como una posibilidad de posicionar una postura ética, al ser conscientes de que podemos adoptar un posicionamiento que implique otras formas de ser y estar presentes, de convivir y relacionarnos, donde todas y todos podamos asumir nuestra responsabilidad frente a los cuidados y frente a la búsqueda de formas que pongan en el centro el sostenimiento de  la vida, la dignidad y la colectividad. 

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Revisa el capítulo "Los cuidados como prácticas otras de creación y resistencia en el sostenimiento de la vida" del libro Otras pedagogías. Lecturas, reflexiones e intervenciones, para seguir abriendo diálogos sobre este tema.

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