


Otras pedagogías.
Lecturas, reflexiones e intervenciones
Educación y cuerpo
Cuerpo - Colonialidad- Resistencia
¿Tenemos un cuerpo o somos un cuerpo?
¿Qué es el cuerpo?
Pensar el cuerpo como una extensión y posesión más del ser humano es fragmentarlo y objetivar o, en otras palabras, cosificar el cuerpo al verlo como una propiedad, cuando el cuerpo en sí es: ser. Del mismo modo el cuerpo al tener un lugar, un espacio en el mundo, es parte de él, pero también el mundo es parte del cuerpo, se complementan y coexisten.
El cuerpo nos permite conocer y aprender. El conocimiento por el cuerpo nos lleva a una compresión del mundo. Es por medio de los sentidos que podemos relacionarnos con las y los otros, con lo que nos rodea, con el mundo en sí y de esta forma construir nuevos aprendizajes, que también tienen que ver con las afectividades que establecemos con las y los demás, creando puntos de encuentro y memorias colectivas.
Desde que nacemos se imponen ciertas formas de actuar y de relacionarnos según nuestro sexo, genero, clase social, raza. Estableciendo límites de comportamiento que se traducen en divisiones de los cuerpos. Se nos enseña a esconder nuestros cuerpos y defendernos de ellos. La razón se nos presenta en contraposición con los sentimientos y así es que aprendemos a esconderlos o reprimirlos. Sin embargo, existen espacios de resistencia y construcción colectiva desde donde se cuestionan todas estas imposiciones y se visibilizan la existencia de otras corporalidades: Desde la pedagogía es esencial reconocer estos espacios donde se crean otras formas de ser y estar y desde donde podemos reconocer las opresiones y privilegios heredados y donde también podemos desaprender.

Cuerpo y territorios pedagógicos

Mirar hacia otras pedagogías nos sitúa, nos posiciona en el reconocimiento de lo político como intrínseco a lo pedagógico. Referirnos a Otras pedagogías no pretende situarnos únicamente en las periferias del canon o en las resistencias, sino en el lugar de la disputa por los sentidos y orientaciones de lo político-pedagógico, y entonces, acaso sí en la fragua de lo contrahegemónico desde la subalternidad, no sólo como posición, sino como relación y como proyecto de despliegue.
En un primer impulso todo nos lleva a reconocer que aprendemos desde/con por el cuerpo. Habría una serie de despliegues físico-intelectuales que se movilizan por/para/en los procesos de enseñanza-aprendizaje, por el simple hecho de que socializamos, nos encontramos y reconocemos con las y los otros en el cuerpo.
Aprendemos desde los despliegues lúdicos que nos mueven y movilizan, que re-conocen el vínculo mente-cuerpo y nos restituyen como sujetos sentipensante, de carnita y hueso, pero también como sujetos históricos en su doble acepción: que hacemos la historia, porque estiramos los hilos que nos sujetan a ella.

Cuerpos y espacios carcelarios
Hablemos de los espacios carcelarios y de los cuerpos —de mujeres, varones y personas que rebasan y resisten la dicotomía sexo-genérica propia de la modernidad capitalista— racializados y empobrecidos, privados de su libertad. Hablemos de los cuerpos-historias que, por un proceso ilegítimo en medio de los reglamentos del Estado de derecho moderno, se encuentran en prisión. Hablemos, discutamos, propongamos y organicemos por los muchos cuerpos jóvenes, llenos de energía y sueños que, bien ahora podría hacer cualquier otra cosa, en lugar de sobrevivir bajo los muros de la prisión.
Cuando hablamos de cuerpos en las cárceles no hablamos de cuerpos en cuatro muros; nada más, hablamos de la mujer migrante que terminó en prisión con el sueño entre párpados de vivir junto a sus hijos e hijas una vida mejor, del varón que robó, de la mujer que asesinó, del varón que asaltó o cometió feminicidio. Hablamos de sentir un regocijo al enterarnos de los actos que cometieron. No es el sujeto, es el sistema.

¿En nuestras mañanas escuchamos a nuestrxs cuerpxs?
Cuerpos y territorios
¿Existe algún momento en el qué momento lxs escuchamos?
¿Existe algún momento en el qué momento lxs escuchamos?
¿Qué es el cuerpo/la cuerpa? ¿Realmente lxs habitamos?
¿Cómo es que lxs habitamos?
Lxs cuerpxs como contenedores de vida, memorias, deseos, sueños y parte constituyente de los seres humanos son un constructo socio-cultural en el que converge la experiencia y que da la posibilidad de accionar e intervenir en diferentes espacios (del Río, 2002).
Territorio, como categoría en el que se despliegan cosmovisiones; áreas geopolíticamente estratégicas de dominación-explotación o de respeto, cuidado e incluso de adoración y; donde se manifiestan lo simbólico y lo cultural, nos ayuda a comprender que la/el cuerpx es un espacio donde también puede ejercerse la dominación y explotación (Moreno, 2020).
En un mundo donde la individualidad y la racionalidad tienen un papel protagonista, paradójicamente el ser-cuerpx-mente se minimiza a un objeto esclavo del sistema y de nosotrxs mismxs. Esta paradoja, facilita el control y el secuestro de lxs cuerpxs para volvernos autómatas.
La vinculación más clara para poder hablar de la pedagogía corporal se encuentra en que “no es posible separar el aprendizaje de la experiencia, ahí no vale que se sepa toda la teoría si no se ha experimentado corporalmente, se puede saber teóricamente toda la técnica para nadar sin poder hacerlo. En este sentido, el discurso debe estar acorde con el grado de desarrollo corporal” (Palacio, 34)

Somos cuerpas en resistencia
Mi cuerpa es la expresión de cuando abrazo, beso, acaricio y siento a quien amo, y al mismo tiempo es el resistir de cuando siento que ya no puedo. Mi cuerpa muestra la forma de expresarme que he aprendido, se constituye, atravesado y marcado por las experiencias vividas, el lenguaje, la cultura y sus prácticas. Es la resistencia ante el: “no te muevas”, “cierra las piernas”, “no bosteces”, “los codos no van en la mesa”, “las niñas/mujeres así no se sientan”, “no te encorves”, “ponte derecha”, “mete la pansa”.
El sistema tiene para los cuerpos (no las personas), un lugar en la educación. Detrás de bancos fijos, en espacios que niegan la movilidad, en filas, “bien sentados”, tomando distancia, etc. O bien a través de los especialistas en la educación corporal, (profesores/as de ed. Física, técnicos deportivos, entrenadoras, gimnasios, etc). Que van adoctrinando, corrigiendo, instruyendo, los cuerpos para reproducir la misma relación disociada, fragmentada, mercantilizada de las personas. (Algava, 2006)