


Otras pedagogías.
Lecturas, reflexiones e intervenciones
Descolonización e interculturalidad
Pensar la educación, supone reflexionar en torno a los conocimientos que se construyen de diversas formas y de acuerdo con los contextos en el que esos aprendizajes se han practicado y compartido a lo largo del tiempo. Como resultado de la colonización, la educación fue pensada como un solo proceso, de manera lineal imponiéndose una nueva forma de conocer y nombrar el mundo, un orden social sostenido en un modelo de poder sobre los seres y sus saberes a partir de las ideas de “raza”, “clase” y “género” como instrumentos de clasificación jerárquica y de poder.
La colonialidad implica "una gran variedad de fenómenos que abarcan una serie de fenómenos desde lo psicológico y existencial hasta lo económico y militar, y que tienen una característica común: la determinación y dominación de uno por otro, de una cultura, cosmovisión, filosofía, religiosidad y un modo de vivir por otros del mismo tipo” (Estermann, 2014).
¿Cómo pensar-hacer
lo pedagógico
decolonialmente
y lo decolonial
pedagógicamente?
¿Cómo serían esas
otras pedagogías?
¿De qué manera podemos plantear posibles enlaces
pedagógicos en las prácticas descolonizadoras?
¿Qué conllevaría poner al centro
la reflexión pedagógica de las acciones de los movimientos y proyectos alternativos, decoloniales o subalternos?
¿Cómo pensar prácticas pedagógicas decoloniales? ¿Cuáles serían las prácticas pedagógicas decoloniales?

Descolonizarnos
¿Descolonizar las pedagogías?
¿Qué aspectos permiten observar lo decolonial más allá de solo nombrarlos? ¿Es
necesario hacer explícito el carácter decolonial, para que una práctica educativa cumpla con éste?
Al vincularse lo pedagógico con lo político y en la descolonización como praxis pedagógica basada en la creación, construcción y mantenimiento de nuevas condiciones sociales, políticas y culturales, de una forma “otra”, un “modo otro”, de estar en el mundo, desde la insurgencia, afirmación y re-existencia (Walsh, 2013).
Pensando en la transformación de nuestras realidades, resulta necesaria la búsqueda de la descolonización, que inicia con reconocer y situarnos en las realidades en las que nos encontramos. Si cuestionamos y problematizamos nuestra cotidianidad se pueden abrir puertas que permitan construir otras realidades y alternativas que nos lleven a otras formas de ser, caminos que nos permiten recorrerlos de forma consciente y en libertad.
Aunque podría pensarse en la dificultad para unir a las otras pedagogías desde un posicionamiento crítico, con la decolonialidad, ambas se identifican por su finalidad: buscar alternativas al sistema dominante. Por lo que otras pedagogías no hegemónicas posibilitan cuestionar y desafíar la razón única de la modernidad occidental, buscando romper la construcción social impuesta.
Desde la reflexión por la otras pedagogías buscamos ir más allá de lo educativo y pensar el proyecto pedagógico-decolonial desde todas las dimensiones de la vida cotidiana.
Estas otras maneras distintas de ser, pensar, conocer, sentir, percibir, hacer y vivir, dan cuenta que la descolonización se fundamenta en la realidad de las personas, sus subjetividades, historias, luchas, y resistencias donde existen prácticas, metodologías, estrategias y las maneras de hacer que se entretejen al imaginar y construir un mundo diferente.
En la construcción de estos caminos la pedagogía juega un papel muy importante, desde ella se cuestiona por los sujetos que se quieren formar para vivir en sociedad y en relación con las otras formas de vida, con y en la Tierra. También nos proyecta caminos que se construyen en lo común, desde el diálogo y con prácticas horizontales. Para que esto suceda, es necesario hacer conexiones entre diferentes espacios que contienen elementos pedagógicos.
La decolonialidad nos proyecta un horizonte de camino y la pedagogía modos de caminarlo. Ambas con elementos éticos de esperanza, respeto y amor por la vida. De esta forma, al pensar en la decolonialidad y la pedagogía, se debe buscar el re-encuentro con la madre Tierra y con nuestras raíces, ya que estas son parte de nuestra memoria colectiva.

¿Cómo pensar lo decolonial pedagógicamente y lo
pedagógico decolonialmente?
Lo pedagógico aparece en su potencialidad como proyecto político-transformador, a partir de la recuperación de las experiencias que se fraguan al calor de los procesos de lucha, resistencia e insurgencia de los pueblos oprimidos. Desde ahí, aparecen las posibilidades y necesidades de pensar los posibles enlaces entre la dimensión pedagógica y el proyecto decolonial.
Lo que nos parece interesante es la posibilidad de restituir en la praxis pedagógica la necesidad de hacer una transformación radical desde el reconocimiento de que el quehacer pedagógico no queda, nunca queda (para bien y para mal) en la teoría. Implica siempre una manera de hacer vínculos, de hacer la historia del mundo con las otras y los otros.
El enlace pedagógico-decolonial se presenta en un doble movimiento: la forma de construirlo como praxis desde la mirada decolonial; el proceso que en sí mismo es habilitado a desatar como praxis decolonial. En otras palabras, se trata de hacer una pedagogía desde la mirada decolonial, que al mismo tiempo resulte en una praxis descolonizadora.
De ahí la posibilidad de ampliar la noción de pedagogía, para mirar más allá de los marcos que se han impuesto desde el discurso cientificista en el pensamiento occidental hegemónico. Ampliar las nociones de lo pedagógico nos permite mirar y reconocer otros lugares en los que se desatan procesos de configuración de subjetividades, de vínculos, de relaciones.

Pedagogía decolonial / otras pedagogías
Pensar en pedagogías descolonizadoras implica revisar nuestra historia, requiere repensar lo que se ha dicho sobre quiénes somos, preguntarnos por qué se ha transmitido un mismo modelo de poder colonial que se ha renovado con el tiempo, desde dónde se sostiene
En este punto se inserta la propuesta de lo que pensamos como otras pedagogías, las cuales, frente a la construcción e imposición del mundo bajo la lógica del poder colonial, recuperen las diversas historias marginadas por la imposición de un mundo eurocentrado, que ayude a “reconstruir y hacer re-vivir la memoria colectiva sobre territorio y derecho ancestral, haciendo esta recuperación, reconstrucción y revivencia parte de procesos pedagógicos colectivos, ha permitido consolidar comprensiones sobre la resistencia-existencia ante el largo horizonte colonial y relacionarlas al momento actual” (Quijano, 1992: 64).
Estas otras pedagogías buscan el cuestionamiento de nuestro posicionamiento en el mundo y cómo es que lo conocemos, creando así una nueva forma de conocer y accionar en el mismo.
Pensar y accionar otra forma de compartir los conocimientos permite cambiar un poco ese mundo impuesto. En ese sentido, “no hay una sola manera de enlazar la pedagogía, la descolonización y la humanización, sino múltiples formas, estrategias y prácticas” (Walsh, 2013: 52).
Las otras pedagogías, las que aún están por pensarse y aplicarse “se esfuerzan por abrir grietas y provocar aprendizajes, desaprendizajes y reaprendizajes desprendimientos y nuevos enganchamientos” (Walsh, 2013: 66).
En ese caminar se insertan nuestros esfuerzos desde la universidad pública. Intentando generar “pedagogías que pretenden plantar semillas no dogmas o doctrinas, aclarar y en-redar caminos, y hacer andar horizontes de teorizar, pensar, hacer, ser, estar, sentir, mirar y escuchar –de modo individual y colectivo– hacia lo decolonial” (Walsh, 2013: 66 y 67).